Dos pintorescos hoteles en el norte de Argentina -producto de la fortuna amasada por una banda de narcotraficantes- alojarán a enfermos del nuevo coronavirus. En tanto, varios albergues de citas de los alrededores de Buenos Aires que cerraron sus puertas en estos tiempos de aislamiento físico brindarán descanso a los médicos durante su batalla contra la pandemia.
Esos y otros lugares -entre gimnasios, parques temáticos para niños e instalaciones de los evangelistas- son acondicionados por las autoridades argentinas para tratar a enfermos leves y aislar a los que los cuidan en su afán por descomprimir los hospitales donde se necesitarán camas de terapia intensiva durante el pico de propagación del virus previsto en las próximas semanas.
Los dos hoteles, producto del lucrativo negocio de las drogas y situadas en la turística ciudad de Salta -a más de 1.200 kilómetros al norte de Buenos Aires-, tendrán un uso loable luego de que la justicia los decomisara al Clan Loza, que exportó cocaína a España durante diez años en cargamentos de pescado congelado y extendió sus operaciones a Perú y Bolivia.
La Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) resolvió que sus cerca de 40 habitaciones alojen a las personas que están regresando al país sudamericano procedentes de zonas de riesgo y pacientes con síntomas leves.
Martín Cosentino, presidente de AABE, señaló días atrás que “todos los bienes del Estado, incluso los que fueron incautados al narcotráfico, hoy más que nunca deben estar al servicio de la comunidad”.
En Argentina hay por ahora 2.176 infectados y 101 muertos, cifras muy inferiores a las que se reportan en Estados Unidos, Italia, España y Brasil, debido en gran parte a la estricta y temprana cuarentena establecida por el gobierno.
En sintonía con esa medida, se están tomando otras para anticiparse a lo peor de la pandemia – que llegaría en mayo-, con el reacomodamiento sanitario de centros de toda índole.
El municipio de Pilar, cercano a Buenos Aires, recibió en custodia un predio de varios miles de metros cuadrados, que también fue embargado, en una investigación por lavado de activos provenientes del narcotráfico en la que colaboró el departamento de Justicia de Estados Unidos y que involucró al narco colombiano José Bayron Piedrahita y cómplices en Argentina. Las obras ya comenzaron para que en las próximas semanas sea un centro de diagnóstico del COVID-19.
Otros hoteles, pero con habitaciones con jacuzzi que se pueden alquilar por hora para mantener encuentros íntimos, alojarán a los médicos que requieran de descanso y necesiten estar aislados de sus familiares, y también a los obreros que están construyendo hospitales en las cercanías.
El municipio de Hurlingham, al sur de la capital argentina, es uno de los que dispuso el uso de tres de ellos que vieron mermadas sus ganancias por el encierro obligatorio. Según sus autoridades, ya están siendo usados por obreros que trabajan en un hospital modular.
Un lugar de retiro de los evangelistas fue destinado por su parte a espacio de aislamiento.
En la creativa y rápida búsqueda de otros lugares, las autoridades argentinas dividieron algunas instalaciones del predio de Tecnópolis, que anualmente acoge la muestra de la ciencia, tecnología y arte más grande de América Latina, en decenas de habitáculos separados por paneles en una suerte de unidad sanitaria que en una primera etapa contará con unas 2.500 camas, lo que la situaría entre las más grandes del mundo.
“El pico (de enfermos) va a venir indefectiblemente; el problema es que cuando venga tengamos la cantidad de camas para atender a todos; para eso están trabajando los municipios de cualquier signo político, han hecho un esfuerzo enorme”, apuntó el presidente Alberto Fernández días atrás, cuando anunció que el aislamiento obligatorio seguirá hasta el 26 de abril incluido.
En el parque temático infantil “La República de los niños”, en la ciudad bonaerense de La Plata, las salas destinadas a actos ya pueden funcionar como lugares de reposo.
En tanto, la Sociedad Rural Argentina puso a disposición su predio ferial en la capital -con una superficie cubierta de 45.000 metros cuadrados y donde anualmente exhibe los mejores ejemplares vacunos, porcinos y ovinos- en caso de que la pandemia avance. “Dios quiera no haga falta, pero nosotros estamos disponibles”, dijo el presidente de la entidad, Daniel Pelegrina.
El mundo del balompié también se sumó a esta movida. La Asociación del Fútbol Argentino instaló más de un centenar de camas en el gimnasio del seleccionado de futsal en su predio situado en las afueras de Buenos Aires y varios clubes de primera y de ascenso cedieron instalaciones. En las inmediaciones del estadio de Estudiantes, por ejemplo, se construye un centro de atención intermedia.
Matías Almeyda, exjugador de River Plate y actual entrenador de San José Earthquakes de la Major League Soccer de Estados Unidos, cedió un predio de su propiedad al municipio de Tigre donde hace años se concentraban jugadores de ese club argentino.
Según observó The Associated Press, tiene 54 camas repartidas en habitaciones distribuidas en dos plantas, una de ellas para enfermos leves y la otra para los médicos que trabajan en un hospital de alta complejidad cercano con el fin de que puedan rotarse.
En ese mismo municipio de los alrededores de la capital, un galpón de 11.000 metros cuadrados prestado por un empresario fue dividido en distintas secciones para enfermos, desinfección, descanso y cocina. Puede albergar 1.000 pacientes en caso de necesidad.
Julio Zamora, intendente de Tigre, dijo a la AP que servirá para aislar casos leves y personas que no conviene que regresen a sus hogares en barrios humildes donde hay mayores condiciones de hacinamiento.
“Las medidas de aislamiento del gobierno tienden a evitar que la cantidad de infectados crezca exponencialmente, pero tenemos que estar preparados por si eso no ocurre… juegan factores que tienen que ver con otras cuestiones sanitarias que aconsejan previsibilidad”, señaló el funcionario.
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