MADRID.
Una vorágine de muertes por coronavirus y desempleo sacudió a Estados Unidos y Europea. Alrededor de 10 millones de estadounidenses se quedaron sin trabajo en apenas dos semanas, en el colapso del mercado laboral estadounidense más impresionante de su historia. Los contagios confirmados en todo el mundo superaron el millón de casos, con 53.000 muertos, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Los expertos dicen que ambas cifras son bastante menores a las reales, debido a la falta de pruebas, a los casos leves que pasan desapercibidos y a los gobiernos están minimizando intencionadamente el alcance de la pandemia.
Los tres países más afectados en el continente europeo _ Italia, España y Francia _ suman más de 30.000 fallecidos, más del 56% de los muertos en todo el mundo. Allí, las perspectivas sieguen siendo sombrías, un presagio aterrador incluso para lugares como Nueva York, el epicentro del brote en Estados Unidos, donde los camiones trasladaron cadáveres desde las desbordadas morgues.
En España, un hospital convirtió su biblioteca en una unidad de cuidados intensivos improvisada. En Francia, se habilitó un espacio para cuerpos en un vasto mercado de alimentación. El primer ministro galo dijo se está “luchando hora a hora” para evitar la escasez de los medicamentos necesarios para mantener con vida a los pacientes de COVID-19, la enfermedad causada por el virus, en la UCI.
Philippe Montravers, un anestesista en París, dijo que los médicos se están preparando para recurrir a fármacos antiguos, como los opiáceos fentanilo y morfina, que habían caído en desgracia, ante la escasez de los nuevos analgésicos.
“El trabajo es muy duro y pesado”, dijo. “Hemos tenido doctores, enfermeras, cuidadores que enfermaron, se infectaron… pero que tuvieron que regresar tras recuperarse. Es un poco como esos soldados de la Primera Guerra Mundial heridos que volvían a combatir”.
Había cierta esperanza en que Italia, con cerca de 14.000 muertos, España y Francia pudiesen estar aplanando sus curvas de contagio y acercándose, o incluso superando, sus picos de fallecimientos diarios.
España reportó el viernes 932 decesos, un poco por debajo del récord de la víspera. En esa carnicería se incluían probablemente muchos de los ancianos que, según admitieron las autoridades, no tienen acceso a la limitada cantidad de respiradores de los que dispone el país, que se emplean antes en pacientes más sanos y jóvenes. Más de la mitad de las 10.935 muertes registradas en España ocurrieron en los últimos siete últimos.
Algunos funcionarios europeos trataban de hablar sobre el futuro, sobre cómo levantar las cuarentenas que han evitado el colapso total de los sistemas sanitarios. Sin embargo, el principal mensaje en todo el continente seguía siendo “Quédense en casa”.
En Francia, el gobierno advirtió a los parisinos que no piensen siquiera en salir de la ciudad para las vacaciones escolares de Semana Santa que comienzan este fin de semana, instalando controles en las carreteras de salida para atrapar a quienes traten de saltarse el confinamiento.
Más allá de Europa, las muertes por coronavirus aumentaron a una velocidad alarmante en Nueva York, el foco más letal de la pandemia en Estados Unidos, que ha registrado al menos 1.500 muertos por COVID-19. Una funeraria de Nueva York tenía 185 cuerpos apilados, más del triple de su capacidad normal.
La pandemia tendrá un costo de hasta 4,1 millones de dólares para la economía mundial, o cerca del 5% de toda la actividad económica, dijo el viernes el Banco Asiático de Desarrollo.
Se estima que al menos un millón de personas perdió su empleo en Europa en las últimas dos semanas. Solo España, más de 300.000 personas se dieron de alta en el paro en marzo. Pero la situación en Europa parece menos grave que en Estados Unidos porque sus países cuentan con redes de seguridad social más amplias.
Las estimaciones acerca del número de personas que vieron alterado su estatus laboral en China, la segunda economía del mundo, hablan de 200 millones de personas. El gobierno anunció el viernes que destinará 1 billón de yuanes adicionales (142.000 millones de dólares) a los bancos locales para préstamos a tasas preferenciales a las pequeñas y medianas empresas.
En la mayoría de los pacientes, el COVID-19 provoca síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Pero en otros, especialmente en mayores y personas con patologías previas, puede derivar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte. La Organización Mundial de la Salud dijo esta semana que el 95% de los fallecidos en Europa eran personas de más de 60 años.
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