Hace apenas una semana, David McGraw cocinaba diariamente para cientos de comensales en uno de los restaurantes ilustres de Nueva Orleans.
Ahora cocina para sí mismo, en casa, luego de ser despedido junto con cientos de miles de personas en todo Estados Unidos a causa de una afectación económica masiva por las medidas para frenar la propagación del coronavirus.
Se prevé que las cifras que el Departamento del Trabajo publicará el jueves van a romper el antiguo récord del mayor número de nuevas solicitudes de prestaciones por desempleo presentadas en una sola semana. Hay más desempleados repentinos en el país que durante la Gran Recesión, y más que después de desastres naturales de gran envergadura como huracanes, incendios e inundaciones.
Pero McGraw, y otros en su situación, no necesitan las cifras oficiales para entender las nuevas realidades de la vida en uno de los epicentros en Estados Unidos de la pandemia de COVID-19.
“Toda la ciudad, despedida. Todo el mundo”, dijo McGraw, utilizando una exageración que no parecía serlo. “Todos los que trabajaban en un restaurante han sido despedidos”.
Restaurantes, hoteles, aerolíneas, fabricantes de automóviles y centros de espectáculos se han visto severamente golpeados mientras ciudades, estados y países enteros han ordenado el cierre de todos los negocios no esenciales e instruido a los residentes a permanecer en casa.
El objetivo es frenar la propagación del coronavirus. En la mayoría de la gente, la enfermedad provoca síntomas leves o moderados como fiebre y tos que desaparecen entre dos y tres semanas. Pero para algunos, sobre todo adultos mayores y personas con trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves, incluyendo neumonía, e incluso la muerte.
Las precauciones contra el coronavirus han afectado la economía global. Las compañías en Europa están despidiendo trabajadores al ritmo más rápido que se ha registrado desde la crisis financiera global de 2009, de acuerdo con sondeos de gerentes de negocios.
Las estadísticas oficiales de trabajo para Europa no se han publicado, pero las empresas han estado anunciando decenas de miles de despidos, tanto permanentes como temporales. El aumento en el desempleo pudiera ser menos pronunciado que en Estados Unidos, porque en Europa es más difícil despedir a los trabajadores, y muchos gobiernos del continente están ayudando financieramente a las compañías para que mantengan a sus trabajadores en licencia con goce parcial de sueldo.
Algunos economistas pronostican que Estados Unidos podría registrar alrededor de 3 millones de nuevas reclamaciones de seguro de desempleo cuando se publiquen las cifras correspondientes a la semana del 15 al 21 de marzo. Esa cantidad sería alrededor de 12 veces más que la obtenida en la semana previa.
“Va a ser un aumento astronómico”, señaló Constance Hunter, presidenta de la Asociación Nacional de Economía Empresarial y principal economista de la firma KPMG. “En la historia no se ha registrado nada igual”.
En los registros del Departamento del Trabajo que se remontan a 1967, el mayor número de solicitudes de apoyo por desempleo en una semana ajustadas por estacionalidad fue de 695.000 en octubre de 1982, cuando la tasa de desempleo a nivel nacional era de aproximadamente 10%.
Antes de que se intensificaran las inquietudes por el coronavirus hace unas semanas, la tasa de desempleo de Estados Unidos había estado en 3,5%, la menor cantidad en 50 años.
Esa cifra sin duda aumentará mientras crece el número de trabajadores despedidos.
Tan sólo en Luisiana, 71.000 personas presentaron solicitudes de apoyo por desempleo la semana pasada, en comparación con los 1.400 o 1.500 que se registran normalmente cada semana, dijo la secretaria del Trabajo estatal Ava Dejoie.
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Lieb informó en Jefferson City, Missouri.
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Los periodistas de The Associated Press Michael Kunzelman en Silver Spring, Maryland; Adriana Gómez Licón en Miami; Carlo Piovano en Londres; Christopher Rugaber en Washington; Adrian Sainz en Memphis, Tennessee, y Angie Wang en Atlanta contribuyeron a este despacho.
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