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Paquita la del Barrio fue recordada por actores, cantantes y medios de comunicación como una intérprete feminista adelantada a su época tras su fallecimiento el pasado 17 de febrero, aunque algunas académicas especializadas en feminismo y estudios de género consideran que la veracruzana era también un canal de denuncia al maltrato contra la mujer.
Francisca Viveros Barradas nació el 2 de abril de 1947 en Alto Lucero, Veracruz. Era hija de una joven viuda y un hombre casado, al que no conoció sino hasta los ocho años de edad.
Su hermana Viola, con la que empezó su carrera musical con el dueto Las Golondrinas en la década de 1970, trabajaba en una finca de café y también se dedicaba al comercio. Paquita fue criada por una tía y creció en la pobreza; estudió hasta sexto de primaria.
La cantante se casó siendo menor de edad, a los 16 años, con un hombre de 44, Miguel Gerardo, quien fue padre de sus hijos Iván Miguel y Javier, cuando ambos trabajaban en el registro civil de su pueblo.
Paquita llegó a contar en entrevistas que no tenía autonomía económica, pues sus cheques se quedaban en manos de su esposo, y tras un engaño decidió dejarlo e irse a la Ciudad de México con la firme idea de triunfar en la música.
Al poco tiempo de llegar a la capital conoció a Alfonso Martínez, de quien se enamoró “a primera vista” y con quien se casó en 1975, con quien tuvo tres hijos, de los cuales dos murieron a los pocos días de nacidos.
Martínez también la engañó por años y Paquita no lo supo, hasta que unas amigas suyas investigaron y le revelaron que tenía una hija de 12 años fuera del matrimonio. Paquita le pidió que se fuera, pero él decidió seguir a su lado.
Para esos años ya había lanzado sus primeros discos y tenía su negocio, un restaurante llamado Casa Paquita en la colonia Guerrero de la capital mexicana, donde solía presentarse en vivo.
Una noche cantando “Cheque en blanco” su esposo apareció tras días sin dar señales de vida, por lo que en medio de la canción le espetó “¡¿Me estás oyendo, inútil?!”. La gente empezó a reírse y ella lo siguió incorporando en sus presentaciones. Paquita estuvo casada por más de 30 años con su segundo esposo hasta la muerte de él en 2001.
Aunque tuvo esas malas experiencias con sus parejas, también tuvo importantes aliados masculinos. Colaboró por años con el compositor Manuel Eduardo Toscano, quien fue el artífice de muchas de sus letras más poderosas contra los hombres, como “Rata de dos patas” y “Me saludas a la tuya”.
Paquita para las feministas.
La compositora y musicóloga feminista Leticia Armijo, quien llegó a verla en vivo en Casa Paquita, no la considera una militante feminista, pero sí “un espejo de lo que las mujeres deseamos”.
“Sus letras representan el pensamiento que no se atrevió a decir en muchas mujeres”, señaló. “Es un discurso, una forma de reivindicar nuestro derecho a protestar en contra de una sociedad de hombres irresponsables que no tienen, además, vergüenza; tienen tres esposas, cuatro y cada que salen pueden tener una más”.
Eli Bartra, filósofa especialista en arte popular y mujeres, también tuvo la oportunidad de verla en Casa Paquita con un grupo de alumnas de maestría en estudios de la mujer.
“¿Qué es feminista? De ninguna manera, lejos de ser feminista”, dijo Bartra quien argumentó que no lo era porque no se autodenominaba feminista ni compartía esa corriente de pensamiento y muchas canciones incitan al odio hacia los hombres.
“El feminismo no es el odio a los hombres o el odio al hombre en singular, que era lo que predominaba en ella; ese odio generado por el despecho, por el desamor”, señaló. “Las feministas no odian a los hombres, las feministas luchan contra el machismo, el sexismo y el patriarcado, que es muy distinto”.
Al igual que Armijo, Bartra destacó el papel de Paquita como una denunciante del maltrato que sufren las mujeres, del abuso de poder de los hombres o de las infidelidades.
La socióloga, pianista y musicóloga Alejandra Flores Tamayo, especialista en estudios de género, tampoco la vería como una feminista, pero rescató su capacidad para usar la música como un medio catártico y para denunciar abusos, lo que la convirtió en una pionera para otras artistas en un género como la música regional mexicana que históricamente ha sido machista con letras que retratan a la mujer como traicionera, orgullosa, malvada y otros tantos adjetivos.
Paquita trabajadora.
El feminismo aboga por la independencia económica de las mujeres y esto fue algo que Paquita logró y disfrutaba, especialmente tras unos primeros años en los que creció realizando todo tipo de empleos.
“Hasta la fecha ella era una mujer muy trabajadora, me atrevo a decir que era el sustento de su familia”, agregó. “No era una mujer que se reprimiera y le gustó ser a ella esa mujer líder, que no tuviera que depender ni pedirle a nadie ni un peso”.
¿Qué es feminista? De ninguna manera, lejos de ser feminista.
Eli Bartra, filósofa especialista en arte popular y mujeres,
Paquita no dejó de trabajar hasta el último momento, grabó más de una 30 de álbumes vendió cerca de 30 millones de copias. Todavía tenía fechas programadas cuando falleció a los 77 años.
Armijo contrastó este logro de Paquita con la realidad que enfrentan otras mujeres.
“Es el común denominador de la historia de las mujeres en México: son mujeres abusadas, abandonadas y que tienen, finalmente, que sacar adelante a su propia familia. Paquita hizo su propio negocio, nadie le dio el dinero”.
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