“1989 (Taylor’s Version)”, “Hackney Diamonds” y “Mañana será bonito”, entre los 10 discos que animaron un año musicalmente tibio.



EFE.

Aún en un 2023 tibio en general en cuanto a grandes lanzamientos discográficos y que en muchos casos bebió de éxitos del año anterior —véase “Renaissance” de Beyonce o “SOS” de Sza— estos doce meses alumbraron algunos hitos dignos de destacar por su calidad y/o por haber hecho historia de alguna manera.

“1989 (Taylor’s Version)”, de Taylor Swift: Sería muy difícil entender el último año sin ella. En pleno torbellino de su gira mundial y con “Midnights” (2022) relativamente fresco, el disco más reproducido de la historia de Spotify en su estreno, lanzó la esperada regrabación de su álbum más celebrado, “1989”, y batió su propio récord de reproducciones.

“Hackney Diamonds”, de The Rolling Stones: Sin el fallecido Charlie Watts entre sus filas, las tres Satánicas Majestades supervivientes lanzaron con buenas críticas, y junto a amigos como Paul McCartney, Elton John o Lady Gaga, su primer trabajo con canciones de nuevo cuño desde “A bigger bang” (2005).

“Guts”, de Olivia Rodrigo: De la escuela de Swift surgió esta jovencísima intérprete y compositora que con su segundo trabajo y canciones comerciales, pero con pulso vital propio, como “Vampire” o “Bad Idea, Right?”, confirmó las expectativas puestas en ella cuando en 2022 recibió el Grammy a mejor nuevo artista.

Javaline“, de Sufjan Stevens: En medio de la vorágine actual de lanzamientos, uno de los pocos trabajos que logró que el mundo se parase a escuchar fue este puente entre la oda romántica y la elegía que el llamado “niño bonito” del “indie” mundial dedicó a su pareja, fallecida este mismo año.

“Desire, I Want To Turn Into You”, de Caroline Polachek: A sus 37 años y tras años de colaborar y escribir para figuras de primera línea en la sombra, esta estadounidense por fin explotó como solista con una bomba refrescante de pop alternativo y electrónica a partir de una admiración sincera por múltiples referencias de los 80 y los 90 del siglo pasado, que van de Kate Bush a Madonna, pasando por Björk.

“That! Feels Good!”, de Jessie Ware: Sobre todo lo bueno que ya contenía el previo “What’s Your Pleasure?” (2020), en este nuevo desembarco en la pista de baile la británica de inconfundible timbre incorpora al productor Stuart Price (“Future Nostalgia” de Dua Lipa o “Confessions On The Dance Floor” de Madonna) para hacer de sus canciones creaciones todavía más brillantes y de mayor pegada.

“The Ballad of Darren”, de Blur: Otro gran retorno a la música fue el primer largo de la banda británica desde 2015. A Damon Albarn ya se le había visto especialmente inspirado este año en “Cracker Island” de Gorillaz y aquí, junto a sus compañeros, subió aún más el listón combinando un nuevo toque melancólico y nostálgico.

“Mañana será bonito”, de Karol G: Con canciones como “TQG” y en su curva de creatividad aún ascendente, la colombiana no decepcionó con este trabajo, el primero de una mujer desde “Bruja” (2013) de Mala Rodríguez, que se hacía con el Latin Grammy a mejor disco de música urbana y que todavía le proporcionó el gramófono dorado de estos galardones al álbum del año.

“Donde quiero estar”, de Quevedo: Lo de este madrileño criado en Canarias fue llegar, conectar como portavoz de una nueva generación, mientras algunos aún se preguntan por qué y arrasar con un debut de música urbana con influjo latino, que rompió registros en Spotify tras su estreno y que lo ha lanzado a la posición de artista más escuchado en España en 2023, sin mencionar el éxito de su gira.

“Ultrabelleza”, de María José Llergo: Lo que menciona su título es lo que proporcionan las canciones del segundo LP de la artista española, uno de los más ambiciosos a la vez en su búsqueda para, a partir de un discurso orgulloso de clase y a favor de la diversidad social y emocional, conjugar su manera de entender el cante con la electrónica sutil y hasta bases de hip hop. Una preciosidad.

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